miércoles, 16 de noviembre de 2011

La inflación en Venezuela, consecuencia de una visión económica errada

Establecer las causas por las cuales Venezuela mantiene uno de los procesos inflacionarios mas altos del mundo, pasa por analizar las acciones implementadas en los últimos gobiernos y principalmente las funestas políticas económicas llenas de controles y arbitrariedades que ha instaurado el gobierno actual, las cuales en vez de proporcionar confianza y fortalecer el sistema económico, impiden la reactivación del aparato productivo del país y por tanto no permiten que la ciudadanía satisfaga la necesidad de adquirir eficientemente los bienes y servicios indispensables para subsistir y mejorar su calidad de vida.  Para la gran mayoría de los ciudadanos entender este fenómeno es una tarea difícil debido a que Venezuela obtiene exorbitantes ingresos en dólares producto del incremento constante de los precios del petróleo, lo cual crea una percepción de país rico que no se corresponde con la realidad.

La inflación como fenómeno en un Estado está representada  por el incremento general de los precios en los bienes y servicios disponibles en la economía, lo cual al mantener un ritmo creciente y acelerado como ha ocurrido y continua ocurriendo en Venezuela, ocasiona una pérdida en el poder adquisitivo, por ello las personas cada vez pueden comprar menos con sus ingresos, ya que en períodos de inflación los precios de los bienes y servicios crecen a una tasa superior a la de los salarios. 

El primero de los factores que produce la inflación, de acuerdo con los analistas, se debe a las raíces estructurales del sistema económico y social de Venezuela el cual durante los últimos años ha provocado una baja productividad del sector agrícola originando grandes importaciones que conllevan a un aumento en los precios. Tras dos intentos de políticas neoliberales cambiamos la brújula 180 grados y se asumió hace 13 años un modelo populista radical que prefirió que sea mas fácil importar que producir, regla fatal para un país que se jacta de ir en el camino del desarrollo. Las cifras de importación en el lapso 2001-2010 se duplicaron hasta alcanzar un promedio de 134,6 $ por persona y año.

Un segundo factor a analizar es la presión producida por el aumento de la demanda agregada, es decir un incremento sin control del gasto público que genera un alza de los precios debido a que la demanda es mayor que la disponibilidad de bienes y servicios. Según cifras del Banco Central de Venezuela para el primer semestre del 2011, se produjo un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de tres (3) puntos lo cual de acuerdo al economista Orlando Ochoa no se corresponde con la realidad del país ni con el comportamiento de la inflación, la producción y actividad comercial, razón por la cual concluye que estas cifras son manipuladas por motivos políticos.

Un tercer factor lo constituye la desconfianza del ciudadano hacia su moneda (el bolívar fuerte) lo cual hace que también se incremente la inflación. La incertidumbre cambiaria unida a políticas bastante erradas como la reciente Ley de Costos y Precios Justos, hace que los agentes económicos tomen sus previsiones e incrementen sus precios. A esto debemos agregarle los incrementos en los salarios no contemplados en los presupuestos y las caídas en la productividad del país. Esta incertidumbre es alimentada con propuestas como la Ley de Presupuesto del 2012 donde hay inconsistencia en las cifras y metas planteadas así como soluciones improvisadas para resolver problemas estructurales, apelando a los créditos adicionales, así como el incremento sustancial de gastos en aspectos que no permiten encauzar al país en la vía del desarrollo como lo son la compra de armas de guerra. Todo esto aumenta la desconfianza  tanto la del inversionista extranjero como la del venezolano a la hora de impulsar la economía. 

No existen fórmulas mágicas para reducir la inflación, el desmontaje progresivo de los controles cambiarios y de precios sería un primer paso, seguido de una correcta y justa distribución de los recursos a fin de no distorsionar la economía y permitir que esta variable no impacte en los precios de los productos, de igual forma crear incentivos que permitan realmente reactivar la decaída producción nacional, en especial en áreas importantes como la agricultura, la industria, la construcción y el comercio.

En la actualidad Venezuela presenta cifras de inflación nada deseables (23% para finales del 2011), constituyéndose este fenómeno en una barrera que obstaculiza el desarrollo y la mejoría en la calidad de vida del venezolano. Si lo comparamos con los índices de inflación de naciones vecinas tales como Colombia (3.17%), Perú (2.08%), Brasil (5.9%) y Ecuador (4.31%), concluimos que no se trata de un problema regional sino un problema estructural del modelo económico en Venezuela que tarde o temprano tendrá que pasar la página y aceptar que el camino tomado estos últimos años no fue el indicado y retomar el ejemplo de naciones que con pocos recursos naturales han logrado reformar sus economía y mejorar notablemente la calidad de vida de sus ciudadanos.

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